Época: Grecia ClásicaI
Inicio: Año 450 A. C.
Fin: Año 425 D.C.

Antecedente:
Evolución política de Atenas



Comentario

El demos ateniense resultaba, sin duda, beneficiario del imperio y en él se apoyaban sus posibilidades de conservar y prolongar la democracia. Tales circunstancias crearon una mentalidad específica dentro del propio demos y de sus dirigentes. En efecto, de este modo se configura la idea que hace al demos ateniense, por una parte, consciente de su superioridad sobre los demás griegos y, por otra parte, capaz de admitir una situación de superioridad interna protagonizada por individuos de la clase dominante. La estabilidad a que se llega en los años finales de la década de los cuarenta facilita la consolidación de las formas ideológicas que acompañan a esta específica coyuntura, donde se conjuga el imperialismo ateniense con la democracia. En el interior, la democracia se personaliza para que el demos acepte la dirección de las figuras de la aristocracia, como símbolos capaces de asumir la superioridad brindada por el colectivo ciudadano. Para Tucídides, lo que de nombre era democracia constituía de hecho el gobierno de un solo hombre. En la práctica, ese hombre fue Pericles, un prostates del pueblo que era llamado protos, el primero, y que era comparado con Zeus por sus contemporáneos. La figura de Pericles se va erigiendo en modelo al que todos los políticos posteriores, dentro de la democracia, tratarán de imitar. Igualmente, se erige en el punto de partida de nuevas teorías que creen en la mente rectora del mundo, el nous, o en el "hombre medida de todas las cosas". En efecto, en torno a Pericles se forma una escuela de pensamiento que se revela como la proyección ideológica del sistema mismo.
Por este motivo y por el hecho de que esta realidad se base en la existencia de una superioridad protagonizada por Atenas, la visión se proyecta. La misma relación que existe entre Pericles y los atenienses, que lo aceptan por colocarse por encima de todas las disputas entre ellos, quiere verse en Atenas, directora de la Hélade en el plano político, porque en sus manos estuvo la acción que llevó a la libertad y que sigue llevando a ella, porque la superioridad ateniense, en este plano propagandístico, es la que permite que el peligro bárbaro se halle controlado. Por ello pueden invertirse los fondos de la Liga en la construcción de edificios en Atenas, convertida en paideusis de Grecia, la escuela donde aprenden todos los griegos, la que, según Pericles, en palabras reproducidas por Tucídides, no envidia nada a nadie, sino que es ella misma objeto de envidia. Tanto la democracia como el imperio vienen a ser expresión de una misma realidad, formada por la relación entre un elemento colectivo y otro individual, que ejerce, con méritos suficientes, una superioridad basada en el consenso y la concordia.